Comenzó alrededor de las 9 con los preparativos. Sobre la calle Magariños Cervantes, en el paredón de la ex Grundig, ya estaban las compañeras y los compañeros trabajando para poner en condiciones el muro.
El buffet comenzaba a generar las primeras ventas, en cuyo armado fue imprescindible la ayuda de los padres y vecinos que prestaron caballetes y sillas, la electricidad y enormes cantidades de buena onda. La música de fondo que salía del equipo de música de la kiosquera amiga iba ampliando los sentidos, junto con el calor que advertía la vuelta de la primavera. Al tiempo llegaron las bandas Clockwork y Fluido Manchester, quienes habían tomado compromiso con garantizar el sonido y los instrumentos, permitiendo dar inicio a la radio abierta y participativa.
El barrio se asomaba y los pibes y pibas iban llegando. La parrilla con sus choris arremetían con una columna de humo repleta de nacionalismo popular. Por el micrófono y por la pintura, el sentido se hacía razón: En la memoria de los desaparecidos por la oligarquía y el imperialismo, por el solo hecho de pensar distinto, querer reconstruir la patria de los humildes y avanzar hacia el hombre nuevo.
El mural iba reflejando al pueblo abrazado por las imágenes de Evita y el Che, junto a las banderas del centro de estudiantes del Arranz y la del F.E.S. Cuando llegó el turno de las bandas, se había logrado el mejor momento. Se sentía que todos estaban aportando y siendo participes. Con mucha alegría, quienes estaban en la calle, contagiaban a quienes seguían llegando.
Solamente se vivió un momento tenso, cuando llegó la policía. La cual fue enviada por el gobierno de Mauricio Macri. Traían la orden de levantar el festival, pero astutamente fueron sofocadas esas intenciones gracias a la participación de los vecinos que defendieron el esfuerzo y las convicciones de los estudiantes, quienes organizaron el festival comentaron que no les sorprendía este tipo de actitudes, ya que el gobierno del PRO hizo lo imposible para derrumbar el festival en todas las instancias previas, porque es enemigo de la participación, elemento que pone en peligro el uso del Estado de la ciudad de Buenos Aires como botín de guerra para hacer negocios, como con la educación, la salud, la vivienda, etc.
Posterior a este momento, remontó la onda a niveles previos y todo terminó más que bien. En los organizadores había mucha alegría y ganas de continuar con este tipo de actividades y con muchas propuestas para llevar adelante otras más.





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